Hacemos el amor para olvidarnos de la muerte, decía Aute. Es en esta misma línea que Rosa Montero, en El peligro de estar cuerda de Seix Barral, destila un impresionante discurso sobre cómo la creatividad te salva de la locura que implica la lucidez de la conciencia del paso del tiempo y la perennidad de la vida.
Si bien pudiera parecer un tema sombrío, aparece no obstante teñido de ese toque irónico de soslayo tan típicamente Montero y de su habitual optimismo basado en la conexión con el inconsciente colectivo que es la vida misma, conexión facilitada precisamente por la creatividad.
El libro revela, como es costumbre en la autora, el poder de enmarañar las palabras de manera que resulte, sin embargo, un todo coherente, al tiempo que las lecturas que subyacen y preceden a dicha maraña despliegan un trabajo detectivesco de investigación y lectura en torno a la creación y la locura. Montero va informando de todos los hallazgos en un subliminal baile de citas perfectamente elegidas. ¿Cómo cabe tanta lectura en sólo una vida? es la pregunta que abruma ante las referencias que va desarbolando la escritora, chispeando el deseo de leerlas todas y de releer el propio libro entre manos. De hecho, el libro invita a leer lápiz en mano subrayando pasajes sobre los que UNA sabe que volverá. ¡Qué gustazo leer y releer esta obra que retrata sin tapujos a los que vivimos en la-familia-de-los-nerviosos y el torbellino de fantasías que atraviesa nuestra mente! Sólo una narradora nata como Montero tiene la brillante idea de llevarnos de la mano en este paseo por el manicomio creador, un desfile por el museo de los horrores y los placeres de la escritura creativa.
A su vez, realidad y ficción se entremezclan en un sutil juego enrevesado a propósito de la mente a la par creadora y creativa. Montero amordaza las anécdotas en palabras con esa maestría que hace las delicias de su discurso escrito.
Esta crónica, que viene siendo anunciada en algunos de sus títulos anteriores (La loca de la casa, La ridícula idea de no volver a verte) es, en mi opinión, la obra culmen de Rosa Montero, la que dota de sentido el resto de su prosa y, si me apuran, la que viene a justificar la existencia de su arte como terapia inevitable. Creación y locura en El peligro de estar cuerda.
En mi blog Una Vida Mundana figura esta anotación al margen:
Escribo porque escribir hace que la vida importe
Escribo porque no puedo no escribir
Cuando vives una vida mundana, escribirla la pone en valor
Leer El peligro de estar cuerda ha sido como oír la voz peculiar de Montero puntualizando:
- Pues mira: Así es. Ahora te voy a explicar en 358 páginas brutales por qué esto efectivamente es así.
Me queda la duda de si los que no gozan de esta hipersensibilidad creadora habrán de disfrutar de este libro como lo ha hecho UNA. Pero la misma duda se resuelve con la sospecha certera de que los cuerdos suelen ser precisamente los que no leen, así que no hay peligro.
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